¿Qué es
la fascia?

La fascia es el tejido que conecta nuestras fibras musculares y nuestros órganos y que envuelve nuestros nervios, arterias y venas.

La fascia conecta lo superficial y lo profundo. Por lo tanto, ¿de qué sirve tratar solamente un tejido muscular que está dañado o contracturado y que causa una restricción del movimiento, si este engloba, al mismo tiempo, toda una cadena tensional?

Por ejemplo: una cadena tensional puede ir del pie a la cadera. Esto provoca que haya una torsión en la pelvis y que nuestra columna no esté en la posición adecuada. A raíz de esto, el cuerpo se adapta y podemos llegar a tener dolor cervical o incluso en la esfera craneal.

Tratando el origen de la lesión, conseguiremos liberar toda esta cadena fascial, que siempre se genera. El dolor nos avisa de que algo no está bien. Si este dolor no se trata, el cuerpo se adaptará para apaciguarlo y estas adaptaciones darán lugar a otras que, si se mantienen un largo tiempo, resultarán en un dolor crónico.

¿Qué puede alterar el buen funcionamiento de la fascia?

Todas aquellas situaciones que provocan que el cuerpo deba adaptarse a nuevos ejes y que altere su estructura como, por ejemplo, los movimientos repetitivos, una mala postura que se ha mantenido durante mucho tiempo, el sedentarismo, una lesión mal curada (esguinces, rupturas fibrilares, etcétera). Todo esto puede provocar:

  • Adhesiones en el tejido conectivo.
  • Movimiento disfuncional.
  • Dolor